Trayendo consigo su formato sinfónico, el intérprete encantó cada rincón del lugar con esa potente voz que le ha dado el honor de ser uno de los cantantes masculinos más aclamados de México.
La víspera del concierto comenzó a sentirse cuando apareció en escena la orquesta sinfónica que acompaña al músico. Uno a uno, los músicos que conforman el grupo se posicionaron en sus respectivos lugares con instrumento en mano ya listos para entregar cuerpo y alma en una noche que resultaría fenomenal.
Los primeros sonidos de la noche comenzaron dejando entrever algunos de los éxitos que estaban por escucharse. El breve soundtrack culminó para dar la bienvenida al anfitrión; Mijares, reluciente, apareció sobre el escenario para posicionarse en su lugar y dar el banderazo al concierto.
“Si me enamoro” comenzó a sonar y todo dentro del Palco Tecate era euforia total. Desde los primeros palcos hasta el público en gradas se disfrutaba de una misma vibra muy emocional y divertida ante el arranque de la noche.
La siguiente canción en llegar fue “No Se Murió El Amor”, para la cual ya se encontraba el público ondeando sus brazos de lado a lado, mientras vitrales simulados en la pantalla que acompañaban su producción daban el toque perfecto para la maravillosa velada.
Tras un efusivo saludo a su feliz público y envuelto en la emoción del en vivo, Mijares continuó la noche con “Corazón Salvaje”, para luego abrir paso a un puente de pop con grandes éxitos como “Poco a Poco”, “Tan Solo”, “Siempre”, entre otros.
El público apenas podía asimilar toda la fascinación que provocaba el set sinfónico, cuando les cayó de sorpresa uno de esos éxitos que han llegado para hacer historia en la carrera del artista: “Baño de Mujeres”. En segundos el baile se apoderó de la noche.
Mijares es maestro en el manejo de las emociones sobre el escenario, es por eso que en sus conciertos se puede pasar perfectamente de la euforia de un hit, a la calma y melancolía de un espacio sereno y jubiloso. El intérprete se retiró por un momento del escenario mientras un placentero solo de piano y saxofón fue el puente que unió estas dos fases.
Entre el humo que cubría al escenario se vio resurgir a Mijares, quien pronto tomó la silla que se encontraba ya esperándolo al centro del espectáculo para dar inicio a esta segunda parte.
“Vamos a hacer un bloque con algunas canciones que grabé hace un rato, de grandes autores, Silvio Rodríguez y Pablo Milanes.”, expresó y dio voz a “Para Vivir”, “Ojalá” y “El Breve Espacio En Que No Estás”.
Tras el aplaudido tributo, Manuel Mijares continuó con su repertorio, ahora a piano. Las primeras notas de “Si Me Tenías” comenzaron a emerger y los gritos se apoderaron del ambiente, dejando ver claramente que este tema es uno de esos que el público ya ha hecho suyo.
Una cálida noche acompañó al artista y su audiencia durante todo el repertorio, y el ambiente generado fue tal, que la interacción entre Mijares y el público fluía de forma natural y muy amena.
Llegó la hora de soltar dos de las joyas más esperadas de la noche, esas con las que el intérprete saca chispas de la pista: “Soldado del amor” y “Bella”. Por supuesto, el característico baile de Mijares no pudo faltar y la réplica de este entre el público podía verse en los diferentes palcos.
Con “Uno Entre Mil” se dio paso al primer adiós de la noche ante un Mijares ganador que admiraba feliz a toda la audiencia delante.
Como nunca es suficiente de su música, el público comenzó a pedir otra y pronto arribó el cantante para brindar una dosis más de talento.
“Gracias por pedir otra, pero esta sí la van a cantar conmigo porque he sentido que no han cantado mucho. Es un pequeño popurrí que les va a gustar, seguro”, expresó y dio pie a un set tributo al Príncipe de la Canción, José José.
Canciones como “Si me dejas ahora”, “Vamos a Darnos Tiempo”, “Desesperado” y “Preso” fueron cantadas a todo pulmón, y cómo no, si son íconos de la música mexicana.
La recta final de la noche continuó con “No Hace Falta” y la vitoreada “Para Amarnos Más”, encendiendo aún más el romanticismo que ya forraba al recinto.
“Yo quisiera aprovechar este momento para agradecer a todos ustedes por su cariño. Nos han hecho sentir muy emocionados a toda la gente en escena.”, expresó Mijares emocionado, y aprovechó el momento para agradecer a todos y cada uno de los departamentos de la producción que hicieron posible la velada.
Para finalizar el concierto Manuel Mijares solicitó una guitarra y, mirando al horizonte como si quisiese guardar ese momento para siempre, comenzó a entonar “El Privilegio de Amar”, dejando que el público la hiciera suya en los coros con esa voz unánime que los conciertos en vivo regalan.
Así, ante la atmósfera romántica que se respiraba en todo el lugar, y con la guitarra a sus espaldas, se despidió de sus queridos regiomontanos haciendo reverencias y agradeciendo esa efusiva noche que tanto se había esperado.